Ecuador eligió al joven empresario Daniel Noboa como su nuevo presidente en una elección extraordinaria donde volvió a infligir una nueva derrota electoral en segunda vuelta al correísmo, como ya ocurriese en 2021, cuando el movimiento del expresidente Rafael Correa (2007-2017) también se quedó a las puertas de volver al poder.
Noboa, heredero de una de las familias más ricas del país, se convirtió con 35 años en el presidente electo más joven de la historia del país, al imponerse a la candidata correísta, Luisa González, que aspiraba a ser la primera mujer en ganar unas elecciones presidenciales en Ecuador.
El hijo del magnate bananero Álvaro Noboa consiguió en su primer intento lo que a su padre se le resistió hasta en cinco ocasiones que buscó alcanzar la Presidencia, y lo hizo de manera sorpresiva, pues al inicio del proceso electoral no partía entre los favoritos, pero dio la sorpresa al meterse en la segunda vuelta.
Pese a haber ejercido como asambleísta entre 2021 y 2023, fue visto por los electores como una cara nueva cuyo proyecto político se enfocó eminentemente en la juventud y en la creación de empleo y de oportunidad como principal pilar para cambiar un Ecuador que vive la peor crisis de inseguridad y violencia de su historia.
Como en 2021, cuando el correísmo perdió con Andrés Arauz las elecciones presidenciales frente a Guillermo Lasso, estas elecciones volvieron a evidenciar que la Revolución Ciudadana, el movimiento que lidera Correa, cuenta con un alto piso de votos pero con un techo bajo.
Mientras González fue la candidata más votada en la primera vuelta con el 33,61 % de los votos, en esta segunda vuelta se quedó en menos de 48 %.
Por su lado, Noboa quedó segundo en la primera vuelta con el 23,46 % de los sufragios, pero alcanzó más del 52 % en esta segunda vuelta, aupado por la derecha y por colectivos anticorreístas, entre ellos grupos de izquierda como una parte del movimiento indígena.
Luisa acepta derrota
Con una diferencia de unos cuatro puntos porcentuales, González aceptó la derrota y felicitó sin ambages el triunfo de Noboa, quien acto seguido salió en un breve discurso para señalar que «desde mañana empieza a trabajar la esperanza».
El joven empresario y exasambleísta recibió los resultados con una fiesta privada en su casa frente a la playa de Olón, un balneario de la costera provincia de Santa Elena donde había acudido durante la mañana a votar, mientras sus seguidores lo celebraban en las calles y en centros de convenciones de las ciudades de Guayaquil y Quito.
Noboa fue escogido para un breve mandato de apenas 15 meses, pues se prevé que asuma el mandato en diciembre para completar el periodo 2021-2025 que debía culminar el presidente saliente, el conservador Guillermo Lasso.
Este periodo quedó interrumpido con la «muerte cruzada» declarada por Lasso en mayo pasado, una figura constitucional con la que acortó su mandato y forzó este proceso electoral extraordinario al disolver la Asamblea Nacional (Parlamento), dominada por la oposición con el correísmo al frente, cuando esta se disponía a votar su destitución como paso final de un juicio político en el que se le acusaba de presunto peculado (malversación).
Así, el mandato de Noboa culminará en 2025, cuando Ecuador recuperará su calendario ordinario de elecciones, en el que tendrá la oportunidad de presentarse a la reelección para permanecer otros cuatro años más en el poder.
Seguridad, economía y gobernabilidad
Lasso, que en la apertura de la jornada electoral había confiado en que el país desterraría la demagogia y el autoritarismo, felicitó a Noboa por su triunfo y le invitó a una reunión el martes en el palacio presidencial de Carondelet, en Quito, para iniciar la transición.
Así, en estos pocos meses que Noboa llevará las riendas de Ecuador tendrá que hacer frente a la violencia del crimen organizado y las mafias del narcotráfico que ha llevado a que el país se sitúe entre los más violentos de Latinoamérica, al pasar en los últimos cinco años de 5,8 a 25,62 homicidios por cada 100.000 habitantes, la cifra más alta desde que se tiene registro.
Esa situación se trasladó también a estos comicios, con el episodio más grave en el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, acribillado a la salida de un mitin a once días de la celebración de la primera vuelta, efectuada el 20 de agosto.
Otros retos serán frenar el creciente déficit económico que se registra este año y sobre todo la gobernabilidad, ante una Asamblea Nacional donde el correísmo volverá a ser la primera fuerza, por lo que deberá conseguir los pactos y los consensos que no supo encontrar Lasso, quien se quedó prácticamente sin apoyos en el Legislativo. EFE